1)Tómate en serio esta oferta jubilar del
Papa.
Muestra el rostro más afable de tu persona y, con ello, estarás mostrando tu
fe.
2)En tu Diócesis hay una “Puerta Santa”.
Y, sobre todo, no olvides que –esa Puerta Santa- tiene dos objetivos: hacia
dentro (Dios te aguarda) y hacia fuera (el mundo te espera y te necesita).
3)Un corazón que se da necesita rearmarse.
Que la Palabra de Dios te ilumine. No olvides parábolas como el “Buen Pastor”,
“Buen Samaritano” o “El hijo pródigo”. San Lucas, además, te puede ayudar
durante este tiempo.
4)Aprende,
memoriza y practica las obras corporales de la Misericordia: Dar de comer al hambriento. Dar de beber al
sediento. Vestir al desnudo. Visitar a los presos. Dar albergue al que no lo
tiene. Visitar a los enfermos. Enterrar a los muertos.
5) Conoce, asimila y lleva a cabo las obras espirituales de la Misericordia: Enseñar al que no sabe. Dar buen consejo al que lo necesita. Corregir al que se equivoca. Perdonar al que nos ofende. Consolar al triste. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Rezar a Dios por los vivos y los difuntos.
6) Vive la Navidad naciendo y renaciendo
allá donde veas una situación que puedas mejorar. Que seas estrella que ofrezca
luz, manos que derramen generosidad y ángel que pregone Buena Noticia. Adora a
Dios hecho carne en Belén.
7) No es lo mismo comer en un plato limpio que
en un plato sucio. Y, la Misericordia, es mejor, más sana y más equilibrada
cuando –por dentro- se está a bien con uno mismo y con Dios: ¡Confiésate y a
menudo!
8) Da
gracias a Dios por las “gracias” de este Año de la Misericordia.
Especialmente porque, ahora en Navidad, Dios pone las cartas sobre la mesa. Nos
muestra lo que tiene: amor sin límites en Belén.
9) Atrévete
a ser diferente. No respondas a la ofensa con el odio sino con el perdón.
Dios, a pesar del mundo y de los poderosos, eligió el camino del silencio y de
la humildad para ser grande. No fue comprendido pero, por muchos, hoy sigue
siendo querido.
10) Arrímate a la Virgen María para que, como Ella, seas una fuente
incesante de alegría, de sencillez, de paz, de fe y de esperanza. Recuerda
que, Ella, es Madre de Misericordia, de todos aquellos que salen con su corazón
al encuentro y solución de las miserias de los demás.
¡FELIZ NAVIDAD DE LA MISERICORDIA!
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