Historia

                             

PREÁMBULO

La fundación de la Congregación del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora de los Dolores de Alomartes data del año 1.783 y se encuentra perfectamente documentada en el Archivo Histórico de nuestra Iglesia Parroquial. El libro que recoge su constitución, actas, rendiciones de cuentas, y los autos de los respectivos visitadores arzobispales, está encuadernado en piel y cosido a mano, y en su portada puede leerse la abreviatura: “SSmo”.
Es pretensión de la presentes Reglas definir el espíritu y fines de las Constituciones de esta Hermandad. 
En las constituciones fundacionales podemos leer: La Hermandad se establece, Para mayor honra y gloria de Dios Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento del Altar y de su siempre Inmaculada Madre la Santísima Virgen María en su Anunciación y de los santos apóstoles Pedro y Pablo y San José, protectores nuestros. Amén. Considerando nosotros que si la fuerza del Amor de Jesucristo hacia los hombres se manifiesta en los grandes bienes y milagros que obró en la Eucaristía y liberalidad en comunicarnos en ella la generosidad de su amor, se muestra aún más en lo que sufre por ellos en este misterio de fe que es el mayor milagro de todos sus milagros y el término de la omnipotencia de Dios como sienten San Agustín y Santo Tomás, deseando enteramente corresponder en cuanto está de nuestra parte a estos beneficios y desagraviar a este Dios de Amor en tan Augusto Sacramento por los ultrajes e insultos, insolencia, horribles sacrilegios, indevociones y tibiezas que ha recibido de los blasfemos, herejes y de los malos o tibios católicos, y queriendo honrar también en este Santísimo Sacramento el estado de víctimas, el de profundo anonadamiento y el de mortificación en que se pone Dios por nuestro Amor, sacrificándonos, humillándonos y mortificándonos hemos resuelto fundar en la Iglesia de Alomartes, nuevamente constituida, anejo de la Parroquial de Tocón una Congregación y Hermandad de Esclavos de Amor del Santísimo Sacramento dirigida a dicho fin y para su gobierno y concertación en dicha Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias digo de los Dolores de María Santísima.

A lo largo de los años esta hermandad no ha dejado su labor evangelizadora, sin dejar de dar culto y extender la devoción al Santísimo Sacramento y a su Inmaculada Madre; como así se puede comprobar en los documentos  de adaptación de normas, la primera data del año 1.957, auspiciados por el Cura Párroco Don Jose Leyva Ruiz y  la segunda en 1984 siendo párroco D. Pedro Peña Letón.

A partir del año 2009 los hermanos iniciamos una revitalización de la Hermandad, dotándola de unas Reglas adaptadas a las necesidades de estos momentos.

La renovación de las Constituciones y Reglas ha venido obligada, de una parte por las nuevas directrices dictadas por la Autoridad Eclesiástica; y de otra, por la necesidad de adecuar las normas rectoras de la Hermandad a una visión más actual y comprometida de la función que las Hermandades y Cofradías deben realizar en nuestra sociedad actual, siguiendo las orientaciones sobre el Apostolado de los Laicos emanadas del Concilio Vaticano II, de los documentos pontificios posteriores, y más concretamente de la Carta Pastoral de los Obispos del Sur de España sobre Hermandades y Cofradías.

Es también deseo de la Hermandad seguir potenciando el verdadero sentido religioso en la salida procesional de gloria de Ntra. Sra. de los Dolores, que se celebra con carácter anual en el mes de agosto, de tal manera que constituya, para los fieles una catequesis formativa, espiritual y apostólica.  Así mismo potenciar el sentido penitencial, que debe llevar a la corporación a realizar una Estación de Penitencia con seriedad y autenticidad, de tal manera que constituya una verdadera experiencia de cercanía con Dios en Jesucristo para los hermanos que participen en ella, y una “catequesis plástica” para los fieles que la contemplen. Finalmente, la Hermandad desea que en estas Reglas, el hermano cofrade encuentre un camino seguro para poner en práctica sus deseos de dar culto público a Dios, entrando en contacto con la persona de Jesucristo y con la Virgen María, y de esta manera, vivir como un auténtico cristiano y apóstol entre los hombres, a través de su palabra y con la práctica de una vida que sea signo de la fe que profesa, para que todo el actuar de los hermanos redunde en la mayor Gloria de Dios, siguiendo el ejemplo de Cristo y de María.

 Actualmente, la situación en que nos encontramos es la de una hermandad dinámica con ánimo y deseo de seguir progresando en el compromiso social y pastoral de la Iglesia local en la que está ubicada. Las distintas actividades que progresivamente vamos adoptando, (participar activamente en el Consejo Parroquial, en Cáritas Diocesana, charlas formativas, juventud y cultos mensuales, aunque nuestra principal acción se centra en la participación activa en la Eucaristía), nos llevan a que la hermandad sea un grupo vivo dentro de la parroquia y el pueblo. Compaginando las tradiciones religiosas que sean heredado con el intento de provocar el mayor compromiso de la gente de nuestro pueblo. Así la hermandad dentro de Alomartes es un ente reconocido social y públicamente, por su dinamismo, compromiso, gratuidad y trabajo desinteresado.
   

HISTORIA DEL CUADRO 
El pintor de la obra dejo en un travesaño del bastidor la siguiente inscripción: “Se pintó este cuadro en Granada por D.N. fernn.do Marín. Año de 1782”. En la profanación que sufrió en 1936, quedo muy deteriorado. Rafael la Torre lo restauró con habilidad. Todavía en 1983 sufrió una nueva restauración de la que hay mención. Escrita en otro travesaño del bastidor “Este cuadro ha sido restaurado solo de limpieza y retoques por Antonio López Alonso en el año 1983”. En 2011 se ha restaurado el marco por María Rosa Muñoz Fernández. 
Fernando Marín, académico supernumerario de la Academia de San Fernando y director de pintura de la escuela de Diseño de Granada es un pintor discreto sobre el que recaen los trabajos de pintura de la colegiata de Santa Fe, Finca del Real Soto de Roma, las iglesias de Cajar y Montefrio. 
Los datos de su nacimiento son poco precisos, sin embargo su muerte si está documentada en el Libro de Actas de la Academia, en la Junta ordinaria celebrada el 31 de mayo de 1818 se dio cuenta de la muerte de D. Fernando Marín en los siguientes términos: “El día 29 del presente mes ha fallecido en esta ciudad a los 81 años de su edad el Director de Pintura D. Fernando Marín, Académico de la Real de San Fernando, e individuo de mérito de esta Real Sociedad Económica de Amigos del País…”.
Su obra se reparte por diversos temas aparte de sus obras de signo religioso, sabemos que en su visita a la casa real del Soto de Roma, D. Nicolás de la Cruz, conde de Maule indicó que había una estancia con varios retratos, entre ellos el del ex-ministro de Estado y gobernador de este Real Sitio desde 1763, D. Ricardo Wall (1694-1777), sacados por Marín. En otra sala había una vista de la inundación que padeció la casa en el año 1772, pintada por el mismo autor.
A raíz de esta visita encargo a Marín Chávez los cuadros siguientes: “Yo hice sacar al pintor Marín una vista de la Sierra Nevada y otra de la garganta del Darro las cuales adornan mi colección”. En uno de ellos Marín retrata al mismo Conde de Mule y a Fray Sebastián Sánchez Sobrino.
En el ámbito religioso es de destacar, además de la Dolorosa de Alomartes, en la Catedral de Guadix el magnífico cuadro de La Encarnación. En Santa Fe, el 4 de Noviembre de 1785, cuando se consagra la actual Iglesia de la Encarnación, hermana de la Iglesia de Alomartes ya que ambas fueron construidas bajo la dirección de obra de Domingo Loys de Monteagudo a partir de planos de Ventura Rodríguez que fue compañero de Marín Chávez en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, un edificio cargado de una fuerte significación política ya que las naves laterales se ven recorridas por retablos que acogen lienzos realizados por el pintor Fernando Marín con un programa iconográfico destinado a ensalzar la figura de Carlos III y la monarquía.