
Llegó por fin al cementerio y la
Señora enlutada le dijo con acento de compasión y tristeza "Oremos por
los desgraciados del mundo que no temen la Divina Justicia ". En seguida
y puestas ambas de rodillas en el umbral del cementerio, comenzaron el
rezo del rosario observando la anciana la reverencia y devoción con que
la Señora pronunciaba el nombre de Dios Padre. No había terminado el
rosario, cuando la anciana sintióse adormecida por dulcísimo éxtasis, a
cuyo despertar se sintió completamente curada. Corrió presurosa
preguntando por la Señora y nadie supo darle razón de ella. Conmovióse
el pueblo a la vista de la prodigiosa curación, la prensa granadina
comentó el hecho, al parecer milagroso y Chauchina y los pueblos
comarcanos se persuadieron de que la misteriosa enlutada fue la
Santísima Virgen, conocida bajo la advocación del Pincho, por el espino
junto al cual se apareció primeramente y de los Dolores, por las negras
vestiduras que llevaba la misteriosa aparecida.

Dulcísima Madre mía, a quien venero con todo mi afecto bajo el nombre de Nuestra Señora del Espino: cada vez que me acuerdo de las gracias singulares e innumerables misericordias que habéis dispensado a los que con fe viva, firme esperanza y corazón devoto os han invocado, se llena mi alma de gozo, mis ojos de lágrimas de ternura, y mi lengua os bendice y os alaba. Espero que me oiréis benigna, cuando os llame en mis trabajos, que me consolaréis en mis aflicciones, y que seréis el escudo fuerte que me defienda en el tiempo de la tentación. ¡Oh Virgen Satísima del Espino! Madre mía, Abogada mía, Refugio mío, yo temo que mis oraciones no han de ir bien encaminadas, si vos no las dirigís; que mis súplicas y peticiones no han de ser atendidas, si vos no las presentáis, y que mi alma ha de perderse, si vos no la amparáis. Presentad, pues, mis peticiones, mis necesidades, mi pobre alma ante el trono de vuestro divino Hijo Jesús, para que remedie todas mis necesidades, y me otorgue lo que especialmente pido por vuestra intercesión en esta Oración. Alabada seáis, madre mía: alabado sea vuestro dulcísimo nombre; y tenga yo la dicha de alabaros ahora y por siempre en el cielo. Amén.
La Virgen del Espino se pasea por las calles
de chauchina, entre el cariño y devoción de sus hijos. Para nuestra
Hermandad es un honor acompañaros un año más y vivir tal demostración de
Fe y Amor hacia nuestra madre. Enhorabuena a la Hermandad
Sacramental de Ntra. Sra. del Espino Coronada, a su Hermano Mayor,
Capataz, Cuerpo de Costaleros y demas por la organizacion y el cariño con
el que nos recibis. Nos sentimos como en familia.
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