sábado, 5 de marzo de 2016

SEMANA SANTA 2016

No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.

Nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de si mismo y sin llevar consigo algo de la Cruz de Jesús a la propia vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario