Llega la hora. La hora de Dios. La hora de los hombres quedó
inutilizada. Más de una vez quisieron matarlo. Ninguna piedra golpeó su cuerpo.
Ahora llega la hora de la verdad, del misterio, del fracaso y nonadación. Es
consciente que va a morir y de la muerte que padecerá. Reúne, pues, a los
amigos. Necesita estar con ellos. Es
hombre capaz de conmoverse. Quiere entregarle su testamento, resumido en una
sola palabra: AMOR. Sabe bien con quien trata. Escasa cultura, cobardes y entre
ellos hay un traidor. Sin embargo, le aman, sorprendidos y desorientados. Jesús
los quiere como son. Hasta el último momento espera a Judas.
Con ellos construirá la Iglesia. Serán los mejores
comunicadores porque su espíritu estará con
ellos. Todavía nada entienden. Luego comprenderán lo que con ellos hizo aquella
tarde, lo que hizo durante la vida pública. Una experiencia con dudas y
negociaciones. Antes de cenar y hablar, se arrodilla delante de cada uno. Lava
y besa sus pies. Actúa con esa humildad y sencillez de quien posee el poder por
sí mismo, no prestado. Después celebra la primera Eucaristía, como sacrificio y
sacramento. Antes de morir se ofrece al Padre y ordena sacerdotes a los discípulos
para que sigan su ejemplo. Se expone. ¡Qué
importa el Amor! Conoce el comportamiento de los hombres y mujeres y se queda. ¡Misterio
de Amor!
JUEVES SANTO: Eucaristía
y Solidaridad. Día del Amor entre Hermanos.
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